domingo, 18 de diciembre de 2011

The Artist, de Michel Hazanavicius


Bueno bueno, pues parece que he recibido mi primer regalo de Navidad, y de mano de alguien que siendo sincero, ni conocía, Michel Hazanavicius, cuya película “The Artist” acaba de estrenarse y que os animo a que veáis porque es una gran película. En blanco y negro, formato clásico y completamente muda (si, si, con intertítulos y todo, como antes), “The Artist” es un magnífico melodrama al más puro estilo del cine mudo que supone un regalo para todo amante del cine no hablado (entre los que me incluyo por cierto), cinéfilo o espectador en general.

Nos narra la historia de George Valentín, estrella del cine mudo (una especie de híbrido entre el Douglas Fairbanks de La Marca del Zorro, el Gene Kelly de Cantando Bajo la Lluvia y la Norma Desmont de El crepúsculo de los Dioses) cuyos días de gloria terminan al negarse a dar el paso al cine hablado, acabando en la total ruina. Por otra parte Peppy Miller, una atractiva y alegre joven de la ciudad ve en este nuevo cine el medio para convertirse en una celebridad. Su nexo: están enamorados el uno del otro, pero el orgullo y muchas otras dificultades hacen ese amor imposible de realizarse.

Hay que admitir que Hazanavicius ha sido muy valiente al contar esta historia así, pero ha resultado estar hecha con tanta inteligencia y tanto gusto que tiene el éxito garantizado porque sencillamente lo merece.

El comienzo no puede ser mejor y ya nos anticipa lo inteligentemente que va a estar contado el film: una película de cine mudo que está siendo vista por unos espectadores…también mudos claro. El cine hablando del cine con nuestro protagonista negándose a hablar (buena manera empezar así la trama de Valentín) mientras le torturan en la película de aventuras que se está viendo. Y a partir de aquí toda la trama de los protagonistas se desarrolla con un ritmo impresionante, a pesar de que en toda la película no escuchamos ni una sola palabra y apenas oímos sonidos (tan solo en una escena, justificado con un planteamiento muy interesante dadas las circunstancias del film), cada escena resulta imprescindible y una delicia bien sea visualmente, interpretativamente, metacinematográficamente o musicalmente. Así tenemos escenas como la de Peppy enamorada metiendo su brazo en la manga de la chaqueta vacía de Valentín para simular que es él quien la abraza, la escena de su encuentro en las escaleras del estudio de los amantes, la pesadilla de Valentín, el descubrimiento de los muebles de Valentín tapados con mantas y un largo etcétera.


Homenaje tanto en la forma como en el fondo al Hollywood de la época, “The Artist” ya no solo emula, sino que se convierte en una película del cine que con los usos, planos, montaje, fotografía y estilo interpretativo de la época nos devuelve a los espectadores a la época del cine mudo, haciéndonos revivir esa relación tan distinta que se da entre el espectador y la película cuando estamos viendo una película no hablada. Resulta maravilloso e interesante que en pleno 2011, cuando las productoras y los directores ya no saben qué hacer para llamar la atención del espectador, una película muda como las que se hacían hace casi cien años, te deja embelesado y encantado, miras de reojo al público y ves que todos, absolutamente todos, están tan encantados como tú.

Y esto además de por la propia historia que es estupenda, se consigue porque constantemente el director está jugando con el público, hablándole de algo que en el fondo ya conoce y metiéndole en el film con un montón de guiños. Un ejemplo: los carteles, titulares o intertítulos (hay muy poco texto, pero los diálogos son geniales en muchas ocasiones) que ya no solo nos muestran la acción sino los pensamientos o la situación emocional de los personajes son una pequeña muestra. El cartel nada más empezar de “Por favor guarden silencio tras la pantalla” es ya toda una manera de hacernos cómplices de la narración desde el primer momento, y como esto mil ejemplos más que nos desarman como espectador y nos obliga a verla con ese punto de nostalgia que la película posee. También el hecho de recordarnos ya no solo al cine mudo sino al cine que habló del cine mudo (las ya mencionadas “Crepúsculo de los Dioses” y “Cantando bajo la Lluvia”, entre muchas otras, con las que “The Artist” comparte muchos puntos y muchas veces evoca), nos hace ver el cariño del director por este cine y lo bien que ha sabido transmitirlo al espectador.

Otro punto fuerte de la película es su música, utilizada como sustituto del diálogo y que sin duda resulta mucho más efectiva que cualquier texto a la hora de transmitir las emociones de los personajes. A esto hay que sumar unas interpretaciones muy bien hechas que gracias a la ausencia de palabras le dan el verdadero valor que posee en el cine la mirada, mucho más potente que cualquier palabra. Jean Dujardin está tremendo en el papel de George Valentín, pero también muchos otros, como un estupendo y muy divertido John Goodman. Mención aparte merece el perrito que acompaña al protagonista, es genial en serio.




En fin que me quedo corto porque mucho, muchísimo más se podría hablar de esta película, como por ejemplo de su maravilloso arte y ambientación (de verdad que parece que estás viendo una película de los años 20 rodada en los años 20), sis divertidos puntos de humor, plantearse la relación entre el espectador y el film en este tipo de películas, los planos y usos de montaje que posee, que vuelven a ser efectivos un siglo después (esta disputa entre lo nuevo, lo viejo y lo viejo como lo “nuevo nuevo” también se deja entrever en el film) y que francamente sin texto hablado funcionan mucho mejor que con diálogos…pero vamos, lo mejor es que aprovechéis estas fechas y la veáis cuanto antes y esta sí, PERO EN SERIO QUE ESTA SÍ, en una pantalla de cine bien grande, os aseguro que no os arrepentiréis.




viernes, 16 de diciembre de 2011

Join Security Area, de Park Chan-Wook


AVISO: Desde ahora y para no spoilear demasiado taparé ciertas cosas de las tramas de los films para que no pierdan toda la gracia si no los habéis visto. Si no os importa conocer la trama seleccionar arrastrando con el ratón los trozos que no se vean y listo.

Noche de la frontera entre las dos Coreas. Suena un disparo. Hay un tiroteo en Corea del Norte, el lado comunista, lo que deriva en una batalla entre militares de ambos bandos y el rescate de un soldado de Corea del Sur, aliada de Estados Unidos y capitalista. La mayor Sophie ha sido encargada como parte de las fuerzas neutrales en la zona de investigar lo sucedido, pero los informes de los supervivientes de cada bando son totalmente diferentes y ninguno quiere hablar. La verdad por supuesto, siempre es mucho más complicada e interesante para caber en unos simples informes.

A pesar de que contada así no parece más que una simple película de investigación bélica, JSA supone una estupenda obra de Park Chan-Wook, más conocido por su Trilogía de la Venganza, que a pesar de ser una obra temprana con algún punto flojo (muy pocos ojo), nos ofrece una historia que crece a cada minuto, se disfruta, emociona y ofrece una visión humana del conflicto que arrastran las dos Coreas desde hace más de cincuenta años.


Para ello Park Chan-Wook se sirve de una estupenda historia, donde nada es lo que parece o debería (o quizás sí es lo que debería, y eso es lo raro del asunto) y todos los personajes dan un giro de 180 grados a nuestros ojos conforme vamos conociendo la verdad de los acontecimientos. El primer tercio de la historia, protagonizado por la Oficial Sophie, nos marca las dificultades de la investigación además de ponernos en situación con respecto a las dificilísimas y tensas relaciones que hay entre Corea del Norte y del Sur, al borde siempre de la guerra. Sin embargo todo el segundo tercio nos ofrece un giro inesperado de los acontecimientos, al conocer el espectador la verdad anterior a la fatídica noche, cuando vemos como entre los soldados de ambos bandos surgió una imposible pero verdadera y hermosa amistad, contada con tanto corazón que nos vamos preguntando que pudo pasar para que la historia acabara como ya sabemos que terminó.


 De esto se encarga todo el tercer tercio, donde Park Chan-Wook ya ha conseguido lo que quería, que no es otra cosa que hacernos ver el conflicto, tanto de los personajes como de las naciones, desde dentro y no como meros observadores neutrales (Suecos y Suizos que se limitan a poner paños calientes en vez de intentar comprender el drama de las Coreas), por lo que el tiroteo final adquiere un tono muy distinto a lo que sospechábamos que fue en un principio. Así, ya ningún personaje es lo que era, los conocemos ya bien, hemos llegado a quererlos y comprenderos, por lo que tenemos una percepción de la realidad mucho más amplia y humana. Visualmente esto el director lo ilustra a la perfección en dos momentos muy separados del film pero que al final quedan unidos emocionalmente: el plano cenital (extremadamente objetivo) del turista norteamericano que hace fotos a un oficial de Corea del Norte en la línea fronteriza mientras un soldado del Sur se lo impide. En contraposición, el impresionante y hermosísimo plano final del film donde vemos esa foto del americano donde descubrimos que los oficiales y soldados anónimos no son otros que nuestros protagonistas, con la cámara mostrándonos rostro a rostro mientras la foto parece componerse ante nuestros ojos y nos invade una extraña sensación de cercanía y nostalgia por ellos. Sencillamente brillante.

También hay que destacar el buen trabajo que hace el director visualmente hablando para poner en imágenes toda la carga emocional que la historia exige. Park Chan-Wook ya da señas de tener muy buenas ideas que, aunque algunas no terminan de cuajar del todo (yo creo que se debe a la falta de recursos técnicos más que a los propios planos en si) hemos de ser justos y pensar que siendo su tercera película cualquier director está todavía en proceso de definir un estilo determinado y de descubrir su modo de narrar. El plano invertido del soldado Lee atravesando el cristal, el ya mencionado plano final de la foto o  la secuencia de arranque de la película son una buena muestra de ello.


También por cierto hablar de las estupendas interpretaciones que hacen los protagonistas del film (no tanto algunos secundarios como el horrible actor que encarna al oficial suizo y que nos saca totalmente del film. Dando gracias no sale mucho), ya que resulta muy difícil hacer creíble la complicada amistad que los soldados viven y sin embargo gracias a sus trabajos y la dirección de Park Chan-Wook nos llega verdaderamente hondo. Escenas como la de los soldados jugando a la pata coja como niños, el regalo de los pinceles de uno a otro o la divertida escena de los soldados escupiéndose en la frontera mientras se aguantan la risa para que sus oficiales no les descubran dan a la narración toda el alma que necesita.

Todo en resumen nos da una obra ya no solo muy interesante de ver y muy bien llevada, sino con mucho corazón y sentimiento, lo que le diferencia sin duda de otro tipo de películas parecidas y le da esa autoría que los buenos artesanos saben dar a sus obras.

Mucho más se podría hablar del film, como por ejemplo del propio conflicto entre ambas naciones o lo interesante que resulta ver una industria cinematográfica tan bien montada y preparada como la Coreana (me ahorrare comparaciones…), pero lo mejor es que la consigáis cuanto antes y la disfrutéis en casa, no os arrepentiréis.





miércoles, 14 de diciembre de 2011

¡¡¡IMPLOSIÓN!!!

Por desgracia tuve algunos problemas con internet y los múltiples servicios que las compañías informáticas (ya sabéis  esas que se anuncian siempre con fondos blancos, frutas, muñequitos formando su nombre corporativo, tizas de colores, etc... para hacernos creer que son nuestras amigas, que lo único que quieren es ayudarnos. Pero no os engañéis, lo que quieren es el vil metal como todas, pero eso si, quedando siempre como coleguillas, que es lo que de verdad me produce nauseas) me ofrecen a pesar de que yo no los pido. La consecuencia: buena parte de la información visual del blog se ha ido al garete por lo que lo he dejado de lado una temporada. Sin embargo después de recuperar el ánimo ya estamos de vuelta con nuevas películas y las secciones para poner en el blog además de ir recuperando lenta pero constantemente las que ya había. A ver si hoy mismo podemos hablar de una película muy interesante que vi recientemente: Joint Security Area.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Sabiduría Homérica










Papá, has hecho muchas cosas importantes en tu vida, pero eres un hombre mayor, y los hombres mayores no tienen ingún valor.

Homer J. Simpson

lunes, 31 de octubre de 2011

Storyboard

Estrenamos hoy nueva sección en el blog, el Storyboard. Resulta más que evidente que algunas carreras de determinados autores en el mundo del cine no se reducen solo a una película o dos, sino que todas sus obras se pueden considerar dignas de ser como mínimo nombradas y contempladas además de formar parte de un todo y de un estilo personal del propio creador.

Por eso este Storyboard en el que repasaremos de manera breve pero lo más condensado posible las características de un autor y de sus obras.

Empezamos nuestro primer Story con uno de los grandes del cine japonés reciente.

Satoshi Kon 
Uno de los principales nombres dentro del anime japonés las películas de Kon son un referente indiscutible ya no solo dentro de la animación, sino del cine en general. A pesar de su cortísima filmografía (desgraciadamente murió de cáncer de páncreas en 2010), ha servido de inspiración e incluso podría decirse que algo más por directores tan importantes hoy día como Darren Aronofski o Christofer Nolan (De hecho voy a romper una lanza por Satoshi Kon pues a pesar del importante éxito de "Cisne Negro" u "Origen" en ninguna entrevista o texto que haya leído de ambos directores, dejan caer siquiera un poco la clara influencia del director japonés sobre sus últimos trabajos, aunque puede que me equivoque). La fusión entre la realidad y la ficción, el sueño y el cine como realidad, las creaciones de la mente humana y su invasión en nuestro mundo, son los interesantes temas que podemos encontrar en sus films, además de una constante e irónica reflexión sobre la sociedad japonesa actual. Todo ello aderezado con un uso del montaje siempre brillante, planos interesantísimos y llenos de riqueza tanto visual como metafórica, una animación característica y propia y en ocasiones un sentido del humor muy negro que resulta genial. Un básico del cine actual cuya filmografía entera se puede ver en muy poco tiempo.


Perfect Blue (1997): La joven Mima decide abandonar su exitosa vida como cantante para ser actriz. Pero las complicaciones inherentes a su nueva vida y el descubrimiento de que es observada constantemente por un extraño desconocido le llevarán a perder la noción de la realidad y al borde de la locura. Primer largometraje del director donde ya nos demuestra su talento en todo lo mencionado antes. Una historia agobiante, dura, terrible en ocasiones que nos lleva a plantearnos cuales son los límites que tiene eso que todos llamamos "yo".



Millenium Actress (2001): Unos periodistas acuden a la casa de la actriz retirada Chiyoko Fujiwara para realizar un documental sobre toda su carrera. Ella evocará sus films y su vida, los cuales están mucho más entrelazados de lo que puede parecer. Preciosa historia de la búsqueda del amor imposible, Kon muestra su versatilidad a la hora de manejar un género tan diferente a su anterior trabajo. Momentos de verdadera belleza visual la convierten en toda una joya dentro de esta filmografía Es muy difícil no emocionarse y reír con esta deliciosa narración que además supone un homenaje a la historia del cine japonés. Posiblemente mi favorita de todas las obras del director.




Tokyo Godfathers (2003): Es Navidad. Tres vagabundos encuentran un bebe abandonado en la basura. La odisea que supondrá devolver al recién nacido a su hogar les llevará a encontrarse a si mismos y a purgar sus propios problemas y demonios. Seguramente trabajo mas "lineal y convencional" del autor pero esto no debe engañarnos, pues Tokyo Godfathers supone una película divertidísima, con un guión lleno de giros hasta su mismísma conclusión y donde al final no sabemos que más puede pasar pero estamos deseando averiguarlo en la loca carrera de los tres protagonistas. Hacía mucho que no me reía tanto viendo un film.



Paranoia Agent (2004): Una joven diseñadora de personajes animados es atacada por un extraño niño que lleva patines y bate de baseball dorados. Este será solo el primero de muchos ataques del misterioso "Shounen Bat". Dos detectives deberán encontrarlo, pero el caso resultará ser mucho más complicado de lo que parece. Serie de 13 capítulos que según el propio Kon supone una especie de "cajón desastre" donde meter muchas de sus ideas (podemos incluso encontrar personajes y situaciones de otros de sus films), Paranoia Agent es una rareza interesantísima donde se nos muestra el lado más oscuro de la sociedad nipona, con sus traumas y problemas reprimidos.


Paprika (2006): Por fin se ha inventado la máquina prodigiosa, un aparato que nos permite entrar en nuestros sueños y en los de los demás, vivirlos, cambiarlos... por desgracia algunos prototipos han sido robados con las terribles consecuencias que esto puede acarrear. El equipo creador del invento, el detective Kogawa y Paprika, una misteriosa chica que habita en el mundo de los sueños deben resolver el misterio antes de que ocurra una catástrofe. Con muchos más recursos tanto técnicos como narrativos a su servicio, Satoshi Kon se mete de lleno en esta historia, posiblemente la más extraña y ambiciosa de su filmografía y nos regala un viaje alucinante al mundo de lo onírico. Por lo enrevesado de su historia puede que, sobre todo en su tramo final, resulte demasiado críptica, pero el poder de sus imágenes, la imaginación desbordante en cada fotograma y lo interesante de su temática la convierten en una obra principal dentro del cine de la ciencia ficción.

Aquí os dejo los créditos de dos de sus obras: Paranoia Agent y Paprika. Además de parecerme geniales, son un buen anzuelo para que conozcáis la obra de Satoshi Kon o la repaséis una vez más si ya la habéis visto.



viernes, 28 de octubre de 2011

Tarde de Perros, de Sidney Lumet


Tengo que admitir que lo que he visto de Sidney Lumet (que no es demasiado, pero eso va a cambiar pronto) siempre me ha gustado, pero si llego a saber que “Dog´s Day Afternoon” era tan rematadamente buena, hace mucho tiempo que estaría en mi estantería de DVD´s al alcance de la mano para verla siempre que quiera.

Sonny Wortzik (Al Pacino) y dos compinches más deciden atracar una pequeña sucursal bancaria. Justo en el momento del atraco uno de ellos decide que no puede hacerlo y abandona a los otros dos. Este contratiempo y la llegada de la policía antes de lo esperado son tan solo los dos primeros de los problemas que se van a encontrar Sonny y su compañero Sal en un atraco con rehenes que terminará convertido en todo un espectáculo mediático tanto para los implicados como para el resto de la ciudad.

Sidney Lumet, director de entre muchas otras “Serpico” o la imprescindible “12 Hombres sin Piedad” (su primera película para cine, lo que demuestra que ya vino más que preparado de sus años televisivos), vuelve a trabajar con Pacino y otros grandes actores de la época para ofrecernos un film brillante, intenso, dramático y divertidísimo dentro de su dureza, un film por cierto con el que creo el espectador actual se puede sentir muy cómodo por los temas que toca a pesar de estar ambientado hace casi 30 años.

La principal virtud del film es que a partir de la premisa más sencilla: “Dos atracadores novatos roban un banco y toman unos rehenes”, el guión es capaz de desplegarnos una serie de situaciones y giros argumentales que mantienen el relato en todo momento por las nubes y no deja lugar al aburrimiento ni un segundo. Lo que empieza como un atraco un poco chapucero degenera inevitablemente a un circo mediático con situaciones totalmente surrealistas como a los mirones tras las vallas policiales animando a gritos a Sonn cada vez que sale a hablar con la policía, las cajeras del banco jugando con el rifle de los atracadores o jadeando por teléfono al enfermo mental que llama animando a Sonny a que los mate a todos, la llegada de la “mujer” y la madre de Sonny al banco… momentos impresionantes que nos provocan no pocas risas pero sin perder el tono ácido y pesimista que tenía en muchas ocasiones el cine en la década de los 70.

Todo esto Lumet lo viste con una puesta en escena muy austera, con unos usos de la cámara, luz y montaje naturalistas, que nos hace sentir que estamos ahí mismo, contemplando la acción o como poco siendo testigos televisivos del atraco (cosa que le viene muy bien al film por cierto, al estar basado en una historia real) y como si casi pudiéramos meternos dentro de las discusiones de ambos bandos. Sin duda “Dogs Day Afternoon” ha generado escuela y ha sentado muchas bases con este modo de hacer películas, pero pocas veces he visto un trabajo tan fino e invisible en su resultado y tan realista en su modo de rodar.

Si hay algo que Lumet sabe hacer muy bien es llevar a sus actores y personajes a unos niveles de choque y conflicto altísimos y “Dogs Day Afternoon” no es una excepción. Claro, a esto hay que sumarle unos intérpretes que lo dan absolutamente todo y que cubren los puntos bajos que pueda tener el film (tampoco son demasiados, tranquilos) de sobra.
  

Pacino está sencillamente que se sale, con momentos de intensidad interpretativa tales que no se si le dieron algo antes de la toma para ponerlo a mil. El tío lanzando dinero como loco al público mientras los polis se comen su sándwich, o gritando “Remember Attica!!” al público que le anima… en serio, para no perderselo. Pero ojo, que Chales Durning interpretando al Sargento Moretti (actor que me encanta y al que le tengo mucho afecto por cierto. Os sonará por sus papeles en “El Golpe” o como “Pappy O´Daniell” en “Oh Brother!” de los Coen) no se queda ni mucho menos atrás y los duelos verbales con Pacino mientras intenta calmar a su equipo policial de “gatillo fácil” son sencillamente épicos. John Cazale, se queda en un discreto segundo plano pero haciendo también una estupenda interpretación sin apenas palabras, en el papel de Sal, enigmático compinche de Sonny en el atraco. Con actores así me planteo si Lumet planificó y luego dirigió actores o sencillamente soltó a "las bestias", las dejo a su aire y rodó como los intérpretes se dejaban. Supongo que un poco de las dos cosas.


Ciertamente mucho más se podría decir de esta película, como por ejemplo todo el asunto del circo mediático de la prensa o el hecho de que comprendamos de alguna manera las motivaciones de Sonny sin justificarlo (por eso digo que el espectador actual puede sentirse a gusto con esta película), pero sin duda lo mejor que podéis hacer es conseguirla cuanto antes y disfrutar de una gran película, dirigida por un grande que no siempre es tan recordado como se merece, no os arrepentiréis.









domingo, 9 de octubre de 2011

El Tercer Hombre, de Carol Reed


Holly Martins, un mediocre escritor de novelas del lejano oeste, llega a Viena de la postguerra invitado por su amigo Harry Lime para trabajar con este en un proyecto. Nada más llegar descubre que su amigo acaba de morir atropellado y debe acudir al entierro. En pleno oficio fúnebre el Mayor Calloway, jefe de la policía británica en Viena, se lo lleva a tomar algo y le informa de que Harry estaba implicado en el mercado negro, asuntos muy turbios, y que su muerte es sin duda lo mejor que ha podido pasar. Holly no cree ni una palabra y decide investigar las causas de la muerte de su amigo, igual que podría suceder en una de sus novelas baratas.

Sin duda una de las mejores películas británicas de la historia, El Tercer Hombre resulta un impresionante ejemplo de cine negro, con todos las convenciones propias del género pero a la vez suficientes diferencias como para que tenga una personalidad propia y única.

La introducción del film ya supone una interesante adaptación de este film noir, género donde el cine norteamericano ha destacado sobra cualquier otro país, al escenario europeo de la postguerra. Ese relato en off de Martins mientras vemos la decadencia de la ciudad bombardeada, sus trapicheos del mercado negro y sus peligros si no sabes moverte adecuadamente (ese clarificador plano del ¿cuerpo? flotando en el agua...), convierten a la Viena de la música en la ciudad de los secretos, el crimen, el peligro y la mentira antes siquiera de que el film se considere comenzado. Una de las ideas constantes del cine negro supone la lucha del individuo contra la ciudad, sin duda un personaje más, de la cual no se puede escapar, y la Viena en ruinas supone un cambio de escenario interesante y efectivo, apoyado sin duda por la magnífica fotografía de Robert Krasker (me está costando horrores hacer una selección de planos para poner, todos son demasiado buenos). Los reflejos de la humedad de las calles adoquinadas, las sombras en la pared que huyen o se escurren peligrosas, los ángulos aberrantes que tanto ayudan a perfilar la psicología de los personajes y de la propia ciudad en todo momento... todo con el clásico estilo expresionista del que bebió y aún bebe prácticamente el cine negro de cualquier época. Una delicia que les valió el Oscar a la mejor fotografía en 1950.

Y dentro de esta peligrosa ciudad tenemos la investigación de Martins, que deberá luchar contra las fuerzas de ocupación, Anna la amante del difunto Harry Lime, y otros tantos pintorescos personajes, por no hablar del propio Harry Lime en una historia cuyas tramas se cruzan unas con otras sin parar, cambiando de dirección constantemente y desconcertando al espectador hasta que los secretos del caso se revelarán en la segunda mitad del film, cuando el espectador perderá su inocencia con el resto de los protagonistas. Esta es sin duda otra idea recurrente en el film noir. El desencanto de la sociedad estadounidense que se vio reflejado en este tipo de películas en la época de la postguerra sin duda no era inferior en el viejo continente. Lo vemos en el film con esas fuerzas de ocupación que registran casas y deportan a gente, los planos de los ciudadanos escondidos en sus portales, sospechando unos de otros en lo que ya era la era de la guerra fría…y por encima de todos ellos, Harry Lime (no voy a extenderme lo grande que es Orson Welles desde el primer plano en que aparece sonriendo en las sombras, porque eso lo sabemos todos), que los mira divertido y sardónico desde lo alto. Muy clarificadora resulta la escena de la noria enorme, o ese plano de Lime ascendiendo por las ruinas de un edificio para controlar la plaza en medio de la noche. También la inolvidable música de Anton Karas, que le da un contrapunto interesantísimo al film y que al concluirlo no podemos evitar pensar que supone un refuerzo para el punto de vista “divertido y diferente” de Lime con respecto a todo y a todos.

Resulta curioso hablando de la noche, que hasta que surge la misteriosa figura del “Tercer Hombre” que arrastró al Lime agonizante, todos los planos son de la Viena diurna. El plano inmediatamente siguiente a ser nombrado el misterioso personaje ya tenemos la ciudad nocturna y peligrosa, que no nos abandonará hasta el final de la historia, otro recurso clásico inevitable del género.

Y por supuesto hay que nombrar la impresionante escena final de la persecución en las cloacas de Viena, todo un prodigio de montaje, fotografía, uso del sonido y generación de unos espacios cinematográficos laberínticos e intrincados, que personalmente me recuerdan mucho a las construcciones imposibles de Escher, y suponen un buen reflejo de la maraña en que se encuentran todos los personajes en el momento del clímax. Gracias a su perfección técnica, su complejidad narrativa y a nivel de la psicología de los personajes, da como resultado una de las secuencias básicas ya no solo del film noir, sino del cine universal (podría ser la siguiente gota de cine destilado, pero quizás sea demasiado larga).





Sin embargo eso se puede solucionar rápido porque, aunque mucho más se podría decir de este film británico (el guión supondría un par de párrafos más si hablamos de esta película), mi consejo es que tanto si la habéis visto como si no, os sentéis un rato a disfrutar de un poco de buen cine negro esta misma tarde, no os arrepentiréis. Y siempre que podáis, claro está, en una buena pantalla de cine.



Aquí os dejo los títulos de crédito iniciales, que ya de por si son geniales, con la mítica tonadilla del film para abrir boca.


miércoles, 21 de septiembre de 2011

Sabiduría Homérica













"¿Cómo se supone que la educación me va a hacer más listo? Al contrario, cada vez que aprendo algo nuevo, algo que ya sabía desaparece de mi cerebro. ¿Recuerdas cuando hice ese curso de fabricación de vino en casa y se me olvidó conducir?"




Homer J. Simpson

lunes, 19 de septiembre de 2011

En cartel

Bueno, pues desde hace unos días podemos disfrutar en España de la esperada película de Malik "El Árbol de la Vida" de la cual ya os hablé hace un tiempo en este mismo blog y os animo a ver si queréis disfrutar de una de esas maravillas que hacen que al cine se le considere el séptimo arte. Recomendable si queréis pensar un poco sobre el mundo que nos rodea y de paso disfrutar de mas de tres horas de imágenes de gran belleza y poesía. Os aseguro que saldréis de la sala mucho mejor de lo que habéis entrado.




Y si os apetece ir al cine sencillamente para distraeros y pasar un buen rato ya está en cartel "Arrietty y el mundo de los diminutos", penúltima producción del Studio Ghibli que francamente me ha gustado mucho más de lo que creía que me iba a gustar cuando entré a verla. Unos decorados muy bien hechos e imaginativos, personajes con el encanto que el estudio japonés nos tiene acostumbrados y una historia que a pesar de algún que otro pequeño vacío resulta divertida durante todo el metraje y conmovedora en su final hacen de "Arriety" una opción muy buena para ver en cine esta semana.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Kwaidan, de Masaki Kobayashi


A pesar de que el cine de terror japonés es conocido por muchos gracias a películas recientes como Ringu o La maldición, el cine nipón cuenta con una larga y rica tradición cinematográfica dentro de este género, particularmente dentro del kwaidan eiga o “cine de fantasmas”. Títulos como Onibaba o Kuroneko (Kaneto Shindo) o la siempre extraña Cuentos de la luna pálida de agosto (Ugetsu monogatari, de Kenki Mizoguchi) son una buena manera de entender tanto el cine de este país como las formas literarias y teatrales en las que está basado.
En 1964 y buscando nuevas formas de expresión cinematográfica Masaki Kobayashi (Seppuku, Samurai Rebellion) presenta Kwaidan, película de terror basada en cuatro relatos fantásticos del folclore tradicional japonés que fueron recopilados junto con muchos otros por Lafcadio Hearn a finales del siglo XIX. El resultado fue una película diferente, increíble y extraña que cautiva la imaginación y nos lleva a ese “otro lado” fantasmal para inquietarnos y fascinarnos más que para aterrorizar.
La primera historia “El pelo negro” nos habla de un hombre que decide abandonar a su mujer para huir de la pobreza en la que viven. Con el tiempo comprenderá su error y decidirá volver con ella para permanecer siempre a su lado.
“La mujer de la nieve” nos narra el encuentro de un joven leñador con una bella pero letal joven que habita  en los parajes helados y congela la sangre de los que se encuentra.
“Hoichi, el hombre sin orejas” nos habla de un músico ciego con gran talento para recitar la canción sobre la derrota del clan Heike, acaecida siglos atrás. Este talento atrae la atención de los fantasmas Heike, que le reclaman todas las noches para que toque su canción a los más altos dignatarios espectrales.
“En una taza de té” cuenta los problemas que vivirá un viejo samurái cuando un extraño rostro aparece reflejado en el fondo de su cuenco de té.

                  
Aunque quizás no tan rica en realización como otros de los trabajos de Kobayashi, Kwaidan es un prodigio en lo que a fotografía, puesta en escena, diseño de producción y sonido se refiere, todo al servicio de ofrecer esa atmósfera espectral que las cuatro historias piden a gritos. El conjunto final de todos estos elementos resulta tan sólido que cuesta separar una cosa de otra a la hora de hablar del film.

                   
Por poner algún ejemplo me viene a la cabeza la escena final de la primera historia donde el hombre es perseguido por el pelo de su esposa mientras intenta escapar de su casa que se arruina y envejece (igual que él) a cada segundo. La cuidadísima fotografía de Yoshio Miyayima, los fantásticos decorados preparados o la impresionante y extraña banda sonora que Toru Takemitsu compuso para este film se unen para dar una escena completa, de un terror difícilmente clasificable y que sirve como magnífica antesala al resto de relatos que vendrán después.

                             
Un aspecto muy llamativo de la película es que a pesar de tener historias que se desarrollan en bosques nevados, templos en la selva o incluso batallas navales, la ausencia de planos rodados en exteriores es prácticamente total, todo ha sido cuidadosamente preparado en decorados, con fondos pintados para acentuar las sensaciones a transmitir al espectador, como en el cielo rojo y el agua ensangrentada de la estilizada pero impresionante batalla naval del clan Heike o los cientos de ojos pintados en el cielo de la historia “La mujer de la nieve”, que anticipan el peligro que sufrirán los leñadores además de enrarecer sobremanera el ambiente de la historia (recurso en el que seguramente Coppola se fijó y empleó en su Dracula de Bram Stoker, 1992, de hecho ahora que lo pienso, el film de Coppola tiene mucho más de Kwaidan de lo que a primera vista puede parecer…).

                      
Si tuviera que quedarme con una de las cuatro historias, seguramente “Hoichi, el hombre sin orejas” sea la más rica de todas. Su fortísimo estilo teatral basado en el Kabuki japonés, su colorista fotografía, sus decorados que rozan el surrealismo o algunos recursos de puesta en escena muy interesantes como el joven Hoichi con todo el cuerpo pintado de oraciones que le guardan de los fantasmas o el interesante plano en el que se cambia la perspectiva de un personaje a otro: desde Hoichi que siente al fantasma del samurái buscándole por la casa a la visión del espectro, capaz solo de ver el instrumento musical del joven así como sus orejas flotando en el aire.

                              
                              
Hablar de Kwaidan sin mencionar su banda sonora sencillamente no sería justo. Toru Takemitsu llena la película con una música y un conjunto de efectos de sonido que nos transportan inevitablemente a ese mundo de sombras y de lo irreal e ilógico que Kwaidan representa, jugando y experimentando con la asincronía constante entre la imagen y el sonido, en ocasiones de una forma claramente diferenciada y marcada pero en otras de una forma tan sutil que casi se podría decir que apela a inconsciente del espectador.

Todo en su conjunto nos da una presentación única y diferente del mundo fantasmal en una película que a pesar de ser un poco dura de ver (el ritmo es bastante pausado y dura casi tres horas), nos compensa con una riqueza visual y sonora como pocas veces se ha visto en este tipo de cine.




 Mucho, muchísimo más se podría decir de esta maravillosa película, ya no solo extendiéndonos en lo que hemos comentado solo por encima, sino en otras muchas cosas como sus fuentes literarias y teatrales además algunos interesantes usos que se le da a los movimientos de la cámara durante la narración, pero mi consejo es que la consigáis cuanto antes y la veáis en una noche tranquila. Espero que, además de disfrutarla, no os pase como a mí, que desde que la vi beber un vaso de agua ya nunca será lo mismo…


viernes, 2 de septiembre de 2011

Gotas de Cine Destilado

Resulta muy curioso que después de más de 100 años de historia del cine, no hay una definición ni tan siquiera un poco clara de lo que el cine es. Un maestro de la talla de Akira Kurosawa dijo que en toda su carrera muy pocas veces sintió que estaba haciendo CINE, algo que por cierto, no describe tampoco que es concretamente.

Lo que si es cierto es que el cine se reconoce en cuanto se ve. Hay momentos muy puntuales, especiales, espectaculares, mágicos, que la pantalla te cautiva como nada en este mundo, y una vez finalizada la ilusión, sales de ese misterioso y apasionante mundo de sombras te dices a ti mismo "si, esto es, acabo de ver un poco de cine".

Por eso inauguramos esta nueva sección "Gotas de Cine Destilado" que como su propio nombre indica es un concentrado de momentos que, siempre según mi opinión, son cine en estado puro. Cualquier momento que a vosotros os parezca también cine con mayúsculas solo tenéis que proponerlo. Así, si juntamos muchos de estos momentos destilados quizá podamos llegar a un acuerdo de lo que el cine ES.

Poner vuestro enlace de video a pantalla completa porque siempre lo va a merecer (me esforzaré en poner la mejor versión posible). Sin texto desde ahora, sin comentarios, solo cine destilado.

Céra una volta il west (1968) Sergio Leone


No cortes, no cortes, no cortes...

Dentro de los grandes planos secuencia de la historia habría que hablar de "EL" plano secuencia con mayúsculas, y no me refiero a la soga de Hitchcock que aunque está muy bien es un poco tramposa por aquello del límite de la película cinematográfica, sino de la película de Alexander Sokurov "El Arca Rusa", que es toda ella un impresionante plano secuencia de nada más y nada menos 96 minutos de duración.

La película en si es un poco pesada pero interesante y misteriosa a mi parecer. Puede gustar más o menos (resulta un poco dispersa en sus ideas y un poco críptica para cualquiera que no sea ruso, pues parece hablar mucho de la propia Rusia y de su papel en la historia y como compañera inseparable de Europa), sin embargo debe de ser vista por el impresionante paseo que nos da por el museo Hermitage de San Petersburgo.

3000 actores, 3 bandas de música, 33 habitaciones del fabuloso Hermitage, saltos en el tiempo entre el siglo XIX y el XXI, representaciones teatrales, bailes con pompa zarista... todo ello y mucho más en una toma, sin cortar y sin trucos para engañar al ojo.

Cuatro fueron los intentos, me da miedo pensar el momento en el que el tercero falló y se dijo "todos a primera, volvemos a empezar".

Aquí os dejo un trozo de la misma, pero ni por asomo capta la grandeza total de la obra, lo mejor es que la consgais y la disfrutéis cuanto antes, no os arrepentiréis.




viernes, 5 de agosto de 2011

Sabiduría Homérica








"Solo porque no me importe no significa que no lo entienda"

Homer J. Simpson