Tengo
que admitir que lo que he visto de Sidney Lumet (que no es demasiado, pero eso
va a cambiar pronto) siempre me ha gustado, pero si llego a saber que “Dog´s
Day Afternoon” era tan rematadamente buena, hace mucho tiempo que estaría en mi
estantería de DVD´s al alcance de la mano para verla siempre que quiera.
Sonny
Wortzik (Al Pacino) y dos compinches más deciden atracar una pequeña sucursal
bancaria. Justo en el momento del atraco uno de ellos decide que no puede
hacerlo y abandona a los otros dos. Este contratiempo y la llegada de la
policía antes de lo esperado son tan solo los dos primeros de los problemas que
se van a encontrar Sonny y su compañero Sal en un atraco con rehenes que
terminará convertido en todo un espectáculo mediático tanto para los implicados
como para el resto de la ciudad.
Sidney
Lumet, director de entre muchas otras “Serpico” o la imprescindible “12 Hombres
sin Piedad” (su primera película para cine, lo que demuestra que ya vino más
que preparado de sus años televisivos), vuelve a trabajar con Pacino y otros
grandes actores de la época para ofrecernos un film brillante, intenso,
dramático y divertidísimo dentro de su dureza, un film por cierto con el que
creo el espectador actual se puede sentir muy cómodo por los temas que toca a
pesar de estar ambientado hace casi 30 años.
La
principal virtud del film es que a partir de la premisa más sencilla: “Dos
atracadores novatos roban un banco y toman unos rehenes”, el guión es capaz de
desplegarnos una serie de situaciones y giros argumentales que mantienen el
relato en todo momento por las nubes y no deja lugar al aburrimiento ni un
segundo. Lo que empieza como un atraco un poco chapucero degenera
inevitablemente a un circo mediático con situaciones totalmente surrealistas
como a los mirones tras las vallas policiales animando a gritos a Sonn cada vez
que sale a hablar con la policía, las cajeras del banco jugando con el rifle de
los atracadores o jadeando por teléfono al enfermo mental que llama animando a
Sonny a que los mate a todos, la llegada de la “mujer” y la madre de Sonny al
banco… momentos impresionantes que nos provocan no pocas risas pero sin perder
el tono ácido y pesimista que tenía en muchas ocasiones el cine en la década de
los 70.
Todo
esto Lumet lo viste con una puesta en escena muy austera, con unos usos de la
cámara, luz y montaje naturalistas, que nos hace sentir que estamos ahí mismo,
contemplando la acción o como poco siendo testigos televisivos del atraco (cosa
que le viene muy bien al film por cierto, al estar basado en una historia real)
y como si casi pudiéramos meternos dentro de las discusiones de ambos bandos.
Sin duda “Dogs Day Afternoon” ha generado escuela y ha sentado muchas bases con
este modo de hacer películas, pero pocas veces he visto un trabajo tan fino e
invisible en su resultado y tan realista en su modo de rodar.
Si
hay algo que Lumet sabe hacer muy bien es llevar a sus actores y personajes a
unos niveles de choque y conflicto altísimos y “Dogs Day Afternoon” no es una
excepción. Claro, a esto hay que sumarle unos intérpretes que lo dan
absolutamente todo y que cubren los puntos bajos que pueda tener el film (tampoco
son demasiados, tranquilos) de sobra.
Pacino
está sencillamente que se sale, con momentos de intensidad interpretativa tales
que no se si le dieron algo antes de la toma para ponerlo a mil. El tío
lanzando dinero como loco al público mientras los polis se comen su sándwich, o
gritando “Remember Attica!!” al público que le anima… en serio, para no perderselo.
Pero ojo, que Chales Durning interpretando al Sargento Moretti (actor que me
encanta y al que le tengo mucho afecto por cierto. Os sonará por sus papeles en
“El Golpe” o como “Pappy O´Daniell” en “Oh Brother!” de los Coen) no se queda
ni mucho menos atrás y los duelos verbales con Pacino mientras intenta calmar a
su equipo policial de “gatillo fácil” son sencillamente épicos. John Cazale, se
queda en un discreto segundo plano pero haciendo también una estupenda
interpretación sin apenas palabras, en el papel de Sal, enigmático compinche de
Sonny en el atraco. Con actores así me planteo si Lumet planificó y luego dirigió actores o sencillamente soltó a "las bestias", las dejo a su aire y rodó como los intérpretes se dejaban. Supongo que un poco de las dos cosas.
Ciertamente
mucho más se podría decir de esta película, como por ejemplo todo el asunto del
circo mediático de la prensa o el hecho de que comprendamos de alguna manera
las motivaciones de Sonny sin justificarlo (por eso digo que el espectador
actual puede sentirse a gusto con esta película), pero sin duda lo mejor que podéis
hacer es conseguirla cuanto antes y disfrutar de una gran película, dirigida
por un grande que no siempre es tan recordado como se merece, no os arrepentiréis.
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