viernes, 28 de octubre de 2011

Tarde de Perros, de Sidney Lumet


Tengo que admitir que lo que he visto de Sidney Lumet (que no es demasiado, pero eso va a cambiar pronto) siempre me ha gustado, pero si llego a saber que “Dog´s Day Afternoon” era tan rematadamente buena, hace mucho tiempo que estaría en mi estantería de DVD´s al alcance de la mano para verla siempre que quiera.

Sonny Wortzik (Al Pacino) y dos compinches más deciden atracar una pequeña sucursal bancaria. Justo en el momento del atraco uno de ellos decide que no puede hacerlo y abandona a los otros dos. Este contratiempo y la llegada de la policía antes de lo esperado son tan solo los dos primeros de los problemas que se van a encontrar Sonny y su compañero Sal en un atraco con rehenes que terminará convertido en todo un espectáculo mediático tanto para los implicados como para el resto de la ciudad.

Sidney Lumet, director de entre muchas otras “Serpico” o la imprescindible “12 Hombres sin Piedad” (su primera película para cine, lo que demuestra que ya vino más que preparado de sus años televisivos), vuelve a trabajar con Pacino y otros grandes actores de la época para ofrecernos un film brillante, intenso, dramático y divertidísimo dentro de su dureza, un film por cierto con el que creo el espectador actual se puede sentir muy cómodo por los temas que toca a pesar de estar ambientado hace casi 30 años.

La principal virtud del film es que a partir de la premisa más sencilla: “Dos atracadores novatos roban un banco y toman unos rehenes”, el guión es capaz de desplegarnos una serie de situaciones y giros argumentales que mantienen el relato en todo momento por las nubes y no deja lugar al aburrimiento ni un segundo. Lo que empieza como un atraco un poco chapucero degenera inevitablemente a un circo mediático con situaciones totalmente surrealistas como a los mirones tras las vallas policiales animando a gritos a Sonn cada vez que sale a hablar con la policía, las cajeras del banco jugando con el rifle de los atracadores o jadeando por teléfono al enfermo mental que llama animando a Sonny a que los mate a todos, la llegada de la “mujer” y la madre de Sonny al banco… momentos impresionantes que nos provocan no pocas risas pero sin perder el tono ácido y pesimista que tenía en muchas ocasiones el cine en la década de los 70.

Todo esto Lumet lo viste con una puesta en escena muy austera, con unos usos de la cámara, luz y montaje naturalistas, que nos hace sentir que estamos ahí mismo, contemplando la acción o como poco siendo testigos televisivos del atraco (cosa que le viene muy bien al film por cierto, al estar basado en una historia real) y como si casi pudiéramos meternos dentro de las discusiones de ambos bandos. Sin duda “Dogs Day Afternoon” ha generado escuela y ha sentado muchas bases con este modo de hacer películas, pero pocas veces he visto un trabajo tan fino e invisible en su resultado y tan realista en su modo de rodar.

Si hay algo que Lumet sabe hacer muy bien es llevar a sus actores y personajes a unos niveles de choque y conflicto altísimos y “Dogs Day Afternoon” no es una excepción. Claro, a esto hay que sumarle unos intérpretes que lo dan absolutamente todo y que cubren los puntos bajos que pueda tener el film (tampoco son demasiados, tranquilos) de sobra.
  

Pacino está sencillamente que se sale, con momentos de intensidad interpretativa tales que no se si le dieron algo antes de la toma para ponerlo a mil. El tío lanzando dinero como loco al público mientras los polis se comen su sándwich, o gritando “Remember Attica!!” al público que le anima… en serio, para no perderselo. Pero ojo, que Chales Durning interpretando al Sargento Moretti (actor que me encanta y al que le tengo mucho afecto por cierto. Os sonará por sus papeles en “El Golpe” o como “Pappy O´Daniell” en “Oh Brother!” de los Coen) no se queda ni mucho menos atrás y los duelos verbales con Pacino mientras intenta calmar a su equipo policial de “gatillo fácil” son sencillamente épicos. John Cazale, se queda en un discreto segundo plano pero haciendo también una estupenda interpretación sin apenas palabras, en el papel de Sal, enigmático compinche de Sonny en el atraco. Con actores así me planteo si Lumet planificó y luego dirigió actores o sencillamente soltó a "las bestias", las dejo a su aire y rodó como los intérpretes se dejaban. Supongo que un poco de las dos cosas.


Ciertamente mucho más se podría decir de esta película, como por ejemplo todo el asunto del circo mediático de la prensa o el hecho de que comprendamos de alguna manera las motivaciones de Sonny sin justificarlo (por eso digo que el espectador actual puede sentirse a gusto con esta película), pero sin duda lo mejor que podéis hacer es conseguirla cuanto antes y disfrutar de una gran película, dirigida por un grande que no siempre es tan recordado como se merece, no os arrepentiréis.









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