Bueno
bueno, pues parece que he recibido mi primer regalo de Navidad, y de mano de
alguien que siendo sincero, ni conocía, Michel Hazanavicius, cuya película “The
Artist” acaba de estrenarse y que os animo a que veáis porque es una gran
película. En blanco y negro, formato clásico y completamente muda (si, si, con intertítulos
y todo, como antes), “The Artist” es un magnífico melodrama al más puro estilo
del cine mudo que supone un regalo para todo amante del cine no hablado (entre
los que me incluyo por cierto), cinéfilo o espectador en general.
Nos
narra la historia de George Valentín, estrella del cine mudo (una especie de
híbrido entre el Douglas Fairbanks de La Marca del Zorro, el Gene Kelly de
Cantando Bajo la Lluvia y la Norma Desmont de El crepúsculo de los Dioses)
cuyos días de gloria terminan al negarse a dar el paso al cine hablado,
acabando en la total ruina. Por otra parte Peppy Miller, una atractiva y alegre
joven de la ciudad ve en este nuevo cine el medio para convertirse en una celebridad.
Su nexo: están enamorados el uno del otro, pero el orgullo y muchas otras
dificultades hacen ese amor imposible de realizarse.
Hay
que admitir que Hazanavicius ha sido muy valiente al contar esta historia así,
pero ha resultado estar hecha con tanta inteligencia y tanto gusto que tiene el
éxito garantizado porque sencillamente lo merece.
El
comienzo no puede ser mejor y ya nos anticipa lo inteligentemente que va a
estar contado el film: una película de cine mudo que está siendo vista por unos
espectadores…también mudos claro. El cine hablando del cine con nuestro
protagonista negándose a hablar (buena manera empezar así la trama de Valentín) mientras
le torturan en la película de aventuras que se está viendo. Y a partir de aquí
toda la trama de los protagonistas se desarrolla con un ritmo impresionante, a
pesar de que en toda la película no escuchamos ni una sola palabra y apenas oímos
sonidos (tan solo en una escena, justificado con un planteamiento muy
interesante dadas las circunstancias del film), cada escena resulta
imprescindible y una delicia bien sea visualmente, interpretativamente,
metacinematográficamente o musicalmente. Así tenemos escenas como la de Peppy
enamorada metiendo su brazo en la manga de la chaqueta vacía de Valentín para
simular que es él quien la abraza, la escena de su encuentro en las escaleras
del estudio de los amantes, la pesadilla de Valentín, el descubrimiento de los
muebles de Valentín tapados con mantas y un largo etcétera.
Homenaje
tanto en la forma como en el fondo al Hollywood de la época, “The Artist” ya no
solo emula, sino que se convierte en una película del cine que con los usos,
planos, montaje, fotografía y estilo interpretativo de la época nos devuelve a
los espectadores a la época del cine mudo, haciéndonos revivir esa relación tan
distinta que se da entre el espectador y la película cuando estamos viendo una
película no hablada. Resulta maravilloso e interesante que en pleno 2011,
cuando las productoras y los directores ya no saben qué hacer para llamar la
atención del espectador, una película muda como las que se hacían hace casi
cien años, te deja embelesado y encantado, miras de reojo al público y ves que
todos, absolutamente todos, están tan encantados como tú.
Y
esto además de por la propia historia que es estupenda, se consigue porque
constantemente el director está jugando con el público, hablándole de algo que
en el fondo ya conoce y metiéndole en el film con un montón de guiños. Un
ejemplo: los carteles, titulares o intertítulos (hay muy poco texto, pero los
diálogos son geniales en muchas ocasiones) que ya no solo nos muestran la
acción sino los pensamientos o la situación emocional de los personajes son una
pequeña muestra. El cartel nada más empezar de “Por favor guarden silencio tras
la pantalla” es ya toda una manera de hacernos cómplices de la narración desde
el primer momento, y como esto mil ejemplos más que nos desarman como
espectador y nos obliga a verla con ese punto de nostalgia que la película
posee. También el hecho de recordarnos ya no solo al cine mudo sino al cine que
habló del cine mudo (las ya mencionadas “Crepúsculo de los Dioses” y “Cantando
bajo la Lluvia”, entre muchas otras, con las que “The Artist” comparte muchos
puntos y muchas veces evoca), nos hace ver el cariño del director por este cine
y lo bien que ha sabido transmitirlo al espectador.
Otro
punto fuerte de la película es su música, utilizada como sustituto del diálogo
y que sin duda resulta mucho más efectiva que cualquier texto a la hora de
transmitir las emociones de los personajes. A esto hay que sumar unas interpretaciones
muy bien hechas que gracias a la ausencia de palabras le dan el verdadero valor
que posee en el cine la mirada, mucho más potente que cualquier palabra. Jean
Dujardin está tremendo en el papel de George Valentín, pero también muchos
otros, como un estupendo y muy divertido John Goodman. Mención aparte merece el
perrito que acompaña al protagonista, es genial en serio.
En
fin que me quedo corto porque mucho, muchísimo más se podría hablar de esta
película, como por ejemplo de su maravilloso arte y ambientación (de verdad que parece que estás viendo una película de los años 20 rodada en los años 20), sis divertidos puntos de humor, plantearse la relación entre el espectador y el film
en este tipo de películas, los planos y usos de montaje que posee, que vuelven
a ser efectivos un siglo después (esta disputa entre lo nuevo, lo viejo y lo
viejo como lo “nuevo nuevo” también se deja entrever en el film) y que
francamente sin texto hablado funcionan mucho mejor que con diálogos…pero
vamos, lo mejor es que aprovechéis estas fechas y la veáis cuanto antes y esta sí,
PERO EN SERIO QUE ESTA SÍ, en una pantalla de cine bien grande, os aseguro que
no os arrepentiréis.