domingo, 18 de diciembre de 2011

The Artist, de Michel Hazanavicius


Bueno bueno, pues parece que he recibido mi primer regalo de Navidad, y de mano de alguien que siendo sincero, ni conocía, Michel Hazanavicius, cuya película “The Artist” acaba de estrenarse y que os animo a que veáis porque es una gran película. En blanco y negro, formato clásico y completamente muda (si, si, con intertítulos y todo, como antes), “The Artist” es un magnífico melodrama al más puro estilo del cine mudo que supone un regalo para todo amante del cine no hablado (entre los que me incluyo por cierto), cinéfilo o espectador en general.

Nos narra la historia de George Valentín, estrella del cine mudo (una especie de híbrido entre el Douglas Fairbanks de La Marca del Zorro, el Gene Kelly de Cantando Bajo la Lluvia y la Norma Desmont de El crepúsculo de los Dioses) cuyos días de gloria terminan al negarse a dar el paso al cine hablado, acabando en la total ruina. Por otra parte Peppy Miller, una atractiva y alegre joven de la ciudad ve en este nuevo cine el medio para convertirse en una celebridad. Su nexo: están enamorados el uno del otro, pero el orgullo y muchas otras dificultades hacen ese amor imposible de realizarse.

Hay que admitir que Hazanavicius ha sido muy valiente al contar esta historia así, pero ha resultado estar hecha con tanta inteligencia y tanto gusto que tiene el éxito garantizado porque sencillamente lo merece.

El comienzo no puede ser mejor y ya nos anticipa lo inteligentemente que va a estar contado el film: una película de cine mudo que está siendo vista por unos espectadores…también mudos claro. El cine hablando del cine con nuestro protagonista negándose a hablar (buena manera empezar así la trama de Valentín) mientras le torturan en la película de aventuras que se está viendo. Y a partir de aquí toda la trama de los protagonistas se desarrolla con un ritmo impresionante, a pesar de que en toda la película no escuchamos ni una sola palabra y apenas oímos sonidos (tan solo en una escena, justificado con un planteamiento muy interesante dadas las circunstancias del film), cada escena resulta imprescindible y una delicia bien sea visualmente, interpretativamente, metacinematográficamente o musicalmente. Así tenemos escenas como la de Peppy enamorada metiendo su brazo en la manga de la chaqueta vacía de Valentín para simular que es él quien la abraza, la escena de su encuentro en las escaleras del estudio de los amantes, la pesadilla de Valentín, el descubrimiento de los muebles de Valentín tapados con mantas y un largo etcétera.


Homenaje tanto en la forma como en el fondo al Hollywood de la época, “The Artist” ya no solo emula, sino que se convierte en una película del cine que con los usos, planos, montaje, fotografía y estilo interpretativo de la época nos devuelve a los espectadores a la época del cine mudo, haciéndonos revivir esa relación tan distinta que se da entre el espectador y la película cuando estamos viendo una película no hablada. Resulta maravilloso e interesante que en pleno 2011, cuando las productoras y los directores ya no saben qué hacer para llamar la atención del espectador, una película muda como las que se hacían hace casi cien años, te deja embelesado y encantado, miras de reojo al público y ves que todos, absolutamente todos, están tan encantados como tú.

Y esto además de por la propia historia que es estupenda, se consigue porque constantemente el director está jugando con el público, hablándole de algo que en el fondo ya conoce y metiéndole en el film con un montón de guiños. Un ejemplo: los carteles, titulares o intertítulos (hay muy poco texto, pero los diálogos son geniales en muchas ocasiones) que ya no solo nos muestran la acción sino los pensamientos o la situación emocional de los personajes son una pequeña muestra. El cartel nada más empezar de “Por favor guarden silencio tras la pantalla” es ya toda una manera de hacernos cómplices de la narración desde el primer momento, y como esto mil ejemplos más que nos desarman como espectador y nos obliga a verla con ese punto de nostalgia que la película posee. También el hecho de recordarnos ya no solo al cine mudo sino al cine que habló del cine mudo (las ya mencionadas “Crepúsculo de los Dioses” y “Cantando bajo la Lluvia”, entre muchas otras, con las que “The Artist” comparte muchos puntos y muchas veces evoca), nos hace ver el cariño del director por este cine y lo bien que ha sabido transmitirlo al espectador.

Otro punto fuerte de la película es su música, utilizada como sustituto del diálogo y que sin duda resulta mucho más efectiva que cualquier texto a la hora de transmitir las emociones de los personajes. A esto hay que sumar unas interpretaciones muy bien hechas que gracias a la ausencia de palabras le dan el verdadero valor que posee en el cine la mirada, mucho más potente que cualquier palabra. Jean Dujardin está tremendo en el papel de George Valentín, pero también muchos otros, como un estupendo y muy divertido John Goodman. Mención aparte merece el perrito que acompaña al protagonista, es genial en serio.




En fin que me quedo corto porque mucho, muchísimo más se podría hablar de esta película, como por ejemplo de su maravilloso arte y ambientación (de verdad que parece que estás viendo una película de los años 20 rodada en los años 20), sis divertidos puntos de humor, plantearse la relación entre el espectador y el film en este tipo de películas, los planos y usos de montaje que posee, que vuelven a ser efectivos un siglo después (esta disputa entre lo nuevo, lo viejo y lo viejo como lo “nuevo nuevo” también se deja entrever en el film) y que francamente sin texto hablado funcionan mucho mejor que con diálogos…pero vamos, lo mejor es que aprovechéis estas fechas y la veáis cuanto antes y esta sí, PERO EN SERIO QUE ESTA SÍ, en una pantalla de cine bien grande, os aseguro que no os arrepentiréis.




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